En el inmenso y colorido estado de Rajastán, conocido por sus palacios, desiertos y ciudades históricas, hay un pequeño pueblo que no aparece en los mapas turísticos. Un lugar donde la vida sigue otro ritmo: más lento, más humano.

Ese lugar se llama Devta, y tiene algo que conmueve: su autenticidad.

Un pueblo que conserva su esencia

Devta está rodeado de colinas suaves y tierras áridas que reverdecen con la llegada del monzón. Las casas son sencillas, construidas con materiales locales, y el día a día transcurre entre los colores vivos de los saris, los saludos amables y la tranquilidad que se respira en cada rincón.

Es un lugar donde aún se escucha el silencio, donde el paso del tiempo lo marcan las estaciones, y donde cada visita se vive como un regalo.

Devta no quiere parecerse a ningún otro sitio. Y eso es precisamente lo que lo hace especial.

Lo que permanece en la memoria

Niña de Devta comiendo una nube dulce

Al llegar a Devta, lo primero que te recibe son las miradas. Después, las sonrisas. Especialmente las de los niños, que se acercan con curiosidad, con esa mezcla de timidez y entusiasmo que emociona.

En cada casa hay una taza de chai caliente, una conversación sencilla, una hospitalidad que te abraza.

Eso es Devta: un lugar donde uno se siente bienvenido. Donde todo es humilde, pero auténtico.

Un proyecto que se construye entre todos

Este proyecto no lo lidera una sola organización ni una sola persona. Es algo compartido.

Desde la agencia Incredible Rural India y la ONG Enlazando Vidas, acompañamos este proceso con respeto, escucha y cercanía.

Aquí nadie impone nada. Lo que hacemos nace del diálogo, de observar, de estar presentes.

Poco a poco, hemos podido colaborar en algunas mejoras básicas pero necesarias: acondicionar la escuela, llevar material escolar, zapatos y jerséis para los niños, y reformar los baños ya existentes para que estén en condiciones dignas.

Niño sentado en el suelo en la escuela de Devta

También organizamos campamentos de salud visual, donde muchas personas del pueblo pudieron revisarse la vista, recibir gafas o acceder a operaciones de cataratas.

Revisión de la vista en el pueblo
Revisión de la tensión y entrega de medicamentos

Todo esto forma parte de un proyecto que no busca hacer las cosas deprisa ni desde fuera. Lo que queremos es acompañar, sumar, estar cerca. Que lo que se construya pueda mantenerse en el tiempo, que tenga sentido para ellos, que respete sus decisiones, su cultura, su entorno.

No se trata de hacer mucho, sino de hacerlo bien. Y con ellos.

El alma del proyecto: ellas

Son las mujeres —especialmente aquellas que han quedado solas— quienes están tomando las riendas del futuro.

Serán ellas las encargadas de gestionar la futura casa de turismo rural. Cocinarán, pintarán con henna, compartirán sus conocimientos con quienes visiten Devta.

Lo harán con orgullo, porque lo que ofrecen no es solo un servicio: es cultura viva, es resiliencia, es identidad.

Mujer viuda sentada a la puerta de su casa

La casa se está construyendo con mucho cuidado, piedra a piedra, historia a historia. Un espacio donde la hospitalidad será un puente entre culturas. Un paso hacia su autonomía económica, pero sin perder de vista lo más importante: su dignidad y su forma de vivir.

Devta hoy: todo por hacer, todo por sentir

Hoy por hoy, Devta sigue siendo un lugar humilde. No hay alojamientos, ni calles iluminadas. Todo está aún por hacer.

Pero ya hay algo que lo llena por completo: su gente, su generosidad, su alma.

Si vienes, podrás compartir una comida, dejar que te pinten las manos con henna, sentarte a conversar en una cocina o simplemente observar cómo transcurre la vida.

Y muchas veces, eso es más que suficiente.

¿Y si te sumas?

Este es un proyecto abierto, real, que crece desde abajo. Una forma de entender el desarrollo desde el respeto, el sentido común y la cercanía.

Un turismo que no transforma paisajes, sino miradas. Que no borra identidades, sino que las valora.

Si sientes que te gustaría conocer Devta, acompañar este proceso, aportar tu granito de arena o simplemente dejarte tocar por otra forma de vivir… te estamos esperando.

Puedes venir como viajero, como voluntario, como persona curiosa. Puedes colaborar, compartir, preguntar.

Porque creemos en los proyectos que nacen del cariño, no de la caridad. En los vínculos que se construyen con tiempo y respeto. Y en una manera de viajar que une, que dignifica, que suma.

🤝 Dos caminos, un mismo deseo

Incredible Rural India y Enlazando Vidas se encontraron con un sueño común: acompañar sin imponer, construir sin borrar, caminar al lado.

La agencia abre las puertas a un tipo de viajero diferente: aquel que busca experiencias auténticas, transformadoras.

La ONG trabaja desde dentro, paso a paso, codo con codo con las comunidades.

Juntas formamos un puente. Entre personas. Entre culturas. Entre lo que somos y lo que podemos llegar a ser, si lo hacemos juntos.

Entrega de alimentos a las mujeres viudas del pueblo.

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